La historia del vestido tiene sus inicios en los tiempos más remotos de la historia del hombre. No usamos pronunciarnos sobre cambios bruscos en nuestra evolución del vestuario, pues ya hemos visto sobradas razones en torno de la indumentaria, incluso de la más arcaica, y, a ese respecto, no nos sentimos tentados a especular tanto como para constreñir determinados períodos históricos, que en tiempo real duraron muchos años, que se dieron en muchas generaciones de hombres y mujeres, y reducirlos a lo que hoy llamamos un cambio de estilo como si no fuera más que el resultado de una algo instantánea. Debe estudiarse la moda globalmente, sin caer en la tentación de ser tan parciales que el espíritu de la moda, tan cambiante en las tres últimas décadas, nos lleve a pensar que la moda es un fenómeno efímero, vano y sin fundamento.
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